Cuando se habla de deshidratación, se trata de un estado en el que el organismo pierde más líquido del que ingiere.
De hecho, el organismo pierde líquidos continuamente a través de una serie de actividades fisiológicas que van desde la sudoración a la micción, pasando por las heces y la respiración. Por no hablar de otros episodios (como los vómitos y la diarrea) que pueden provocar nuevas pérdidas de líquidos. Pérdidas que, obviamente, deben ser suplementadas.
Además de estas condiciones fisiológicas, la deshidratación también puede estar causada por patologías y generalmente se manifiesta a través de síntomas específicos. Veamos cuáles. (Fuente: humanitas.it)
Cuando se habla de deshidratación, se trata de un estado en el que el organismo pierde más líquido del que ingiere. De hecho, el organismo pierde líquidos continuamente a través de una serie de actividades fisiológicas que van desde la sudoración a la micción, pasando por las heces y la respiración. Por no hablar de otros episodios (como los vómitos y la diarrea) que pueden provocar nuevas pérdidas de líquidos. Pérdidas que, obviamente, deben ser suplementadas. Además de estas condiciones fisiológicas, la deshidratación también puede estar causada por patologías y generalmente se manifiesta a través de síntomas específicos. Veamos cuáles. (Fuente: humanitas.it)
Las causas de la deshidratación pueden ser diversas. Entre ellas, la sudoración excesiva, las quemaduras, la insuficiencia renal, el uso de diuréticos, los vómitos y la diarrea.
Ciertas enfermedades también pueden contribuir a la manifestación de la deshidratación. La diabetes mellitus, la diabetes insípida y la enfermedad de Addison, al provocar un aumento de la micción, pueden favorecer la deshidratación.
Los ancianos y los niños pueden verse especialmente afectados por la deshidratación. Los ancianos porque su centro de la sed puede dejar de funcionar correctamente, lo que les impide sentir sed y beber. Los niños, porque pueden perder más líquido durante los episodios de vómitos y diarrea que los adultos. En todos los casos de deshidratación, además de consultar al médico, es aconsejable reponer líquidos bebiendo agua y suplementando los minerales perdidos (sodio y potasio en particular).
En caso de deshidratación de leve a moderada, los síntomas que se pueden experimentar son: disminución de la sudoración, disminución de la micción, sensación de sed, sequedad de boca, disminución de la elasticidad de la piel. Cuando la deshidratación empeora y se convierte en grave, aparecen síntomas como: descenso de la tensión arterial, sensación de mareo, desmayo, sensación de confusión, daños graves en los órganos internos.