El alcoholismo tiene consecuencias graves y penetrantes en diversos aspectos de la vida. No sólo causa daños físicos, que afectan principalmente al hígado y al cerebro, sino que también tiene efectos psicológicos y socio-relacionales. De hecho, toda la vida de un individuo puede verse comprometida por el abuso del alcohol.
Quienes abusan del alcohol son más propensos a sufrir accidentes, problemas familiares y violencia doméstica. Además, la esperanza de vida de los adictos al alcohol es, de media, 12 años menor que la de la población general.
Los daños físicos incluyen problemas hepáticos, que pueden derivar en cirrosis o cáncer, y aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades como diabetes, derrames cerebrales y problemas cardiovasculares. También son frecuentes problemas internos como gastritis, esofagitis, pancreatitis y carencias vitamínicas.
El alcoholismo tiene consecuencias graves y penetrantes en diversos aspectos de la vida. No sólo causa daños físicos, que afectan principalmente al hígado y al cerebro, sino que también tiene efectos psicológicos y socio-relacionales. De hecho, toda la vida de un individuo puede verse comprometida por el abuso del alcohol.
Los alcohólicos son más propensos a los accidentes, los problemas familiares y la violencia doméstica. Además, la esperanza de vida de los adictos al alcohol es por término medio 12 años inferior a la de la población general.
Los daños físicos incluyen problemas hepáticos, que pueden derivar en cirrosis o cáncer, y aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades como diabetes, infartos y problemas cardiovasculares. También son frecuentes problemas internos como gastritis, esofagitis, pancreatitis y carencias vitamínicas.
Los efectos del alcohol en el cerebro son múltiples. En dosis bajas, activa zonas de placer que liberan endorfinas. Con dosis crecientes, sin embargo, el alcohol tiene un efecto depresor sobre el Sistema Nervioso Central, inhibiendo el neurotransmisor excitador glutamato y ralentizando la actividad cerebral.
El abuso crónico del alcohol puede provocar numerosos daños físicos. El 90-95% del alcohol se metaboliza en el hígado, y el abuso puede sobrecargarlo, provocando daños irreversibles como la cirrosis hepática.
Además de los daños físicos, el abuso crónico del alcohol también causa daños psicológicos. Generalmente conduce a una pérdida progresiva del juicio y a un deterioro de la personalidad. También daña los procesos cerebrales relacionados con la atención, la concentración, la memoria a corto plazo y la capacidad para resolver problemas. Aunque algunos de estos daños pueden ser parcialmente reversibles, los daños orgánicos suelen ser permanentes.
Otra complicación del alcoholismo es la desnutrición. El alcohol introduce calorías que reducen el apetito del bebedor, pero no aporta nutrientes, lo que conduce a estados de desnutrición profunda, que tienen efectos negativos sobre el cuerpo y la mente.
El delirium tremens es una reacción grave a la abstinencia de alcohol, caracterizada por síntomas como desorientación, alucinaciones y alteraciones cardiacas. Es una afección peligrosa que requiere tratamiento hospitalario. Debido a su gravedad, puede poner en peligro la vida.
La psicosis de Korsakov es otro trastorno grave relacionado con el alcohol que se caracteriza por un marcado déficit de memoria. Los pacientes suelen "rellenar" las lagunas de memoria con recuerdos fantásticos, denominados confabulaciones. Este trastorno puede causar desorientación y confusión.